No se habían apagado las llamas que devoraron la emblemática catedral, cuando el corredor humanitario que se solidarizó por las pérdidas en la capital francesa inundaba al mundo de esperanza. Entre nostalgia y desolación, los parisinos se unieron en una sola plegaria, revelando la fragilidad de los trazos del ser humano. Estos son los tesoros que alberga ese lugar y la titánica labor de reconstrucción que viene.