Palafrugell (Girona), 27 jul (EFE).- Ben Harper, habitual de las noches de Cap Roig, el festival que impulsa la Fundación "la Caixa" y CaixaBank y organiza Clipper's Live, se presentó esta vez al completo, lo que equivale a decir que lo hizo con sus The Innocent Criminals, para dar una lección de virtuosismo junto al mar.
El estadounidense tiene una relación de vaivén con su banda de toda la vida, inmerso cada dos por tres en otros proyectos, pero sabe que es con ella con quien suena al menos como buena parte de su público fiel lo concibe.
Ben Harper está de gira y muchas veces ha confesado que tanto a él como a los integrantes de The Innocent Criminals les gusta verse cara a cara con sus fieles y crecerse para darles lo que esperan.
En este festival y con la seguridad que aporta saber donde está uno, Harper respondió a esa imagen de músico de conciertos, aunque nadie duda del brillo de sus composiciones, y protagonizó una de las citas destacadas de lo que va de programa.
Juan Nelson al bajo, Leon Mobley a la percusión y Oliver Charles a la batería, los criminales inocentes, tampoco quisieron quedarse atrás y subieron la energía del momento a niveles difíciles de alcanzar.
La fiesta arrancó con "Gold to me" y el protagonista sentado con su popular 'lap steel' sobre la piernas para crear una atmósfera por momentos onírica por momentos de trance.
Incluso ha parecido que el de California se dedicaba a ofrecer una clase magistral de estilos que domina, desde el soul al blues pasando por el folk y, por supuesto, el rock.
Han pasado veinticinco años desde que publicó "Welcome to the cruel world" -por cierto, el tema con el que cerró la velada- y la trayectoria de este músico ha sido siempre ascendente.
"Whipping boy", "Burn one down" "Fight for your mind", momentos de Harper solo sobre el escenario, tiempo para que al virtuosismo se sumase el bajo, también la percusión y, para acabar antes de dar paso a los bises, "Diamonds on the inside" y, de guinda, "Supertition" de Stevie Wonder.
Entre reverencias y aplausos después de la última nota, el auditorio pareció congelarse y que el tiempo hubiese optado por concederse un respiro de unos minutos para saborear la música de uno de los mejores artistas de los últimos años.