A estas idílicas calas menorquinas solo se puede llegar por mar o a pie. Juntas conforman uno de los conjuntos más fotogénicos de las Baleares, con sus aguas claras enmarcadas por acantilados cubiertos de pinos que parecen a punto de caer al mar. Aunque en verano son muy frecuentadas, a primera hora del día permanecen tranquilas.