Madrid, 19 may (EFE).- (Imagen: Sagrario Ortega) En 2005, cuando se aprobó el matrimonio homosexual, a Francisco Maroto, alcalde de Campillo de Ranas (Guadalajara), no le quedó más remedio que hacer "un gesto de militancia" cuando escuchó a algunos alcaldes decir que no casarían a parejas del mismo sexo. Él sí iba a hacerlo y lo anunció a los cuatro vientos.
Así que ese acto de militancia política -su partido, el PSOE, entonces en el Gobierno, había aprobado la ley- y personal provocó un "boom mediático" que llevó hasta este pequeño pueblo, enclavado en la ruta de la Arquitectura Negra, a muchas parejas homosexuales para que Maroto les casara.
Fue así como Campillo de Ranas se convirtió en una especie de "isla" en la España vaciada. Gracias al boca a boca, las bodas fueron generando en el pueblo y en sus núcleos o barrios dependientes toda una infraestructura hotelera y hostelera que garantiza la supervivencia de la localidad.
Con méritos suficientes para incluirse como destino "gay friendly", aunque solo sea para celebrar la boda, Campillo de Ranas es un ejemplo más entre los municipios españoles que han hecho de la tolerancia su bandera. Sin olvidar, claro está, la repercusión económica que conlleva.
Por ambas razones, los candidatos de pueblos y ciudades que el domingo día 26 celebran elecciones municipales tienen muy en cuenta que una parte del electorado milita en el colectivo LGTBI y, por ello, muchos llevan en sus programas medidas para luchar contra la discriminación por razón de sexo.
Otros, como Vox, les querrían un poco más lejos cuando celebran su multitudinaria fiesta del Orgullo Gay en Madrid. Si este partido ganara el Ayuntamiento de la capital, mantendría la subvención municipal al evento, pero, como ha anunciado su candidato Javier Ortega Smith, se celebraría en la Casa de Campo, lejos del centro, y los organizadores tendrían que pagar la limpieza.
Y como la tolerancia no adquiere el mismo nivel en todo el territorio, España ha perdido puestos y ya no está entre los diez países europeos más respetuosos con los derechos del colectivo. Ahora ocupa el número 11, según la Federación Española de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (FELGTB).
Campillo de Ranas sigue siendo tolerante, pero el 'boom' de las bodas gay de los primeros años ha dado paso a una más razonable proporción respecto a la cantidad global de parejas que ven en el entorno de este pueblo un lugar ideal para unir sus destinos.
Maroto explica a Efe cómo el porcentaje de bodas homosexuales ha pasado de representar el 40 por ciento del total de las celebradas al 10 por ciento.
O con parejas del mismo sexo o heterosexuales, la media de matrimonios que "bendice" el alcalde es de 2 o 3 a la semana. Y esa "ilusión" por casarse en un pueblo de la Arquitectura Negra, que está muy bien cuidado y enclavado dentro de un atractivo paraje natural, ha hecho posible que la llegada de visitantes se mantenga todo el año.
Porque antes de la oferta del alcalde para casar a