Sus compañeros de instituto hoy se abrazan fuerte. Se dan consuelo y guardan silencio. No encuentran respuestas para lo que no tiene explicación. La muerte de su amigo Santi, 17 años, apaleado a las puertas de una discoteca donostiarra. La autopsia revela que falleció por una hemorragia craneal. Seis de los siete acusados de su muerte, salían anoche de los juzgados directos a prisión. Cinco son extranjeros y, ante los mensajes de odio y racistas que se han disparado en las redes, la madre de la víctima, dando una lección de entereza admirable, ha hecho un llamamiento para que no se les culpabilice por ser inmigrantes.