El resultado electoral supone un hundimiento histórico del PP y empiezan a surgir dudas sobre el futuro de Pablo Casado tras la radicalización del partido en esta campaña. Casado ganó el Congreso del PP hace tan sólo 9 meses. Eran sus primeras elecciones como candidato a la presidencia del Gobierno y en campaña se le preguntó si dimitiría ante un mal resultado. Su contestación textual es que no lo haría ni aunque perdiera 60 diputados. Exterior de la sede del PP anoche, silencio. Casado comparece ante la prensa. Con una sonrisa, entre aplausos, pero la derrota del PP ha sido histórica. Se queda en 66 escaños, pierde 71. Pierde más de la mitad de sus diputados y tres millones y medio de votos. Los pierde sin hacer autocrítica y achacándoselo a la fragmentación de la derecha. Y la pregunta es ¿y ahora qué?. Empiezan las críticas internas. En el País Vasco por ejemplo se quedan sin representación. Pesos pesados como Javier Maroto sin escaño. Las miradas, hacia él. El interrogante, su estrategia. El liderazgo del centro derecha, en juego. Y aunque Casado reivindica que siguen siendo la principal fuerza de la oposición y que son el centro derecha, el Partido Popular ha obtenido 66 escaños con 4.356.023 votos. Ciudadanos 57 escaños con 4.136.600 votos. La diferencia es mínima. Lo que le da pie a Albert Rivera para decir que son ellos los que ocupan la oposición de centro derecha. Y esta lucha no ha hecho más que empezar.
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