Miles de aficionados se dieron cita este sábado bajo un sol abrasador en Chapecó, en el sur de Brasil, para presenciar la vuelta a los terrenos de juego del Chapecoense, en su primer partido tras la tragedia aérea en la que fallecieron la mayoría de los jugadores de la plantilla. El partido contra el Palmeiras significó mucho más que un encuentro de fútbol ordinario. Antes de poner la pelota en juego, familiares de los jugadores fallecidos y supervivientes del accidente de avión fueron homenajeados en el centro del campo. Las lágrimas bañaron este sábado el estadio Arena Condá. Especialmente emotivo fue el momento en el que Jackson Follman, el portero del Chapecoense al que le fue amputada una pierna tras el siniestro, levantó el trofeo de la Copa Sudamericana. Ya con el partido en juego, se llevó a cabo una acción en recuerdo a las víctimas, a los 71 minutos, coincidiendo con el número de víctimas de la tragedia en Colombia. El 2-2 en el marcador final fue una anécdota.
-Redacción-
