Reducidos a una montaña de escombros, asi han quedado la bóveda y el coro de la Iglesia de Villangomez, que presenta esta imagen catastrófica. Las fuertes rachas de hasta cien kilometros han destruido parte del tejado. Solo ha quedado en pie el arco que sustenta las campanas más grandes.
El templo ha tenido que ser cerrado al culto. Rachas de viento que en algunos momentos hacian casi imposible salir al exterior.
Y en la costa de Vizcaya, siguen pendientes del oleaje. La alerta es amarilla.