La dimisión del ministro de Justicia rumano no ha bastado para aplacar las protestas ciudadanas por el polémico decreto que despenalizaba casos de soborno y abuso de poder. A golpe de tambor e iluminándose con sus móviles, miles de personas han vuelto a concentraste en la plaza Victoria de Bucarest, por décima noche consecutiva, y han salido a la calle en otras ciudades del país exigiendo más responsabilidades al partido del Gobierno, que ganó las elecciones en diciembre. Aunque el Gobierno ha retirado el polémico decreto, prosigue esta protesta histórica, con las manifestaciones más multitudinarias desde la caída del comunismo en 1989.
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