Trece años y ocho meses han tenido que esperar los familiares de los militares fallecidos en el vuelo del Yak-42 para ser recibidos por el presidente del Gobierno. El 26 de mayo de 2003 se producía la mayor tragedia militar aérea de nuestra historia: 62 militares españoles fallecían al estrellarse el avión en el que regresaban de una misión en Afganistán. Cuando se produjo el siniestro, Rajoy era vicepresidente del Gobierno; y Federico Trillo, ministro de Defensa. El Gobierno nunca asumió su responsabilidad en la contratación de ese vuelo hasta que, hace un mes, el Consejo de Estado responsabilizó del accidente al Ministerio de Defensa. Las familias esperan que el presidente del Gobierno les pida perdón hoy por todo el sufrimiento de estos casi catorce años.
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