El de 2008 fue el congreso más difícil de Mariano Rajoy, el de la última oportunidad, el del saludo esquivo de un Aznar que todavía era mucho Aznar. 3.000 compromisarios del PP en el recinto ferial de Valencia. Nueve años después, y en un juzgado, Feria de Valencia le ha reclamado al PP medio millón de euros por el alquiler de sus salas. La factura asciende a 568.111 euros e incluye una partida de 150.000 euros por aire acondicionado y otra de 90.000 por consumo eléctrico. Más de la cuenta, dice el PP; todo un dopaje electoral, dice Compromís, ahora en el Gobierno. Según la Feria, el PP incumplió el contrato por no pagar los servicios prestados. El PP lo niega y dice que ni siquiera hubo contrato. Versiones cruzadas en un juzgado de Madrid, por donde han desfilado algunas caras de aquel congreso como testigos, como Bárcenas, Acebes o el exdiputado valenciano Ricardo Costa.
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