Con un apretón de manos Rivera consumaba frente a Rajoy lo que creía un gran logro para su partido. Con solo 32 escaños, Ciudadanos permitía la investidura del líder del PP y lo hacía a cambio de un pacto. 44 páginas 150 puntos. Pero la realidad es que seis meses después, la formación naranja no ha logrado el estatus de socio preferente. El PP necesita más votos y últimamente los ha encontrado en el PSOE, sin contar con la formación naranja. Sirvan como ejemplo el pacto contra las claúsulas suelo o la subida del salario mínimos. Lentejas, a eso reducía esta semana los populares el mayor éxito político de Rivera y los suyos. El pacto anticorrupción, la medida estrella, está en el limbo. El PP ha dejado en el aire la limitación de mandatos, el fin de los aforamientos. Para la comisión de investigación sobre la financiación del PP, los populares no tienen prisa. Y lo último, el PP se opone a apartar al presidente de Murcia, Pedro Antonio Sánchez, imputado por irregularidades urbanísticas cuando era alcalde de Puerto Lumbreras. Es lo que ha originado el primer órdago del socio pequeño al grande. Murcia convertida en el campo de pruebas de lo que puede ser la nueva relación entre ambos a nivel nacional y autonómico..Junto con Murcia, el partido de Rivera sostiene los gobiernos del PP en Castilla y León, La Rioja y Madrid. El presidente de Murcia comparecerá el lunes en los juzgados. Será entonces cuando a Ciudadanos decida o no llegar más lejos en su ruptura con el partido de Rajoy y proponer una moción de censura en la comunidad autónoma. Si la tensión entre los socios continúa, podría peligrar hasta la aprobación de los presupuestos generales... Rivera tendrá que medir sus movimientos, no se les escapa que parte de su electorado son antiguos votantes del PP. El gobierno está tranquilo, convencido de la lealtad de la formación naranja.
-Redacción-
