Cuando el pedófilo detenido sale a la luz y su crueldad es descubierta se derrumba moralmente porque se va enterar su familia, sus vecinos y sus amigos. Conscientes del grave delito, se sienten acorralados y muchos piensan incluso en quitarse la vida. Nos lo cuenta Rafael Pérez, jefe de la Unidad de Investigaciones Tecnológicas de la Policía Nacional, impactado aún por la dureza de las imágenes intervenidas. Sólo los 17 detenidos en España escondían 360.000 archivos. Muchos de ellos, subidos a los grupos de Whatsapp, lo que convierte a los detenidos en distribuidores de pornografía infantil, un delito penado de cinco a nueve años de prisión.
-Redacción-