Con la llegada de la primavera, la procesionaria abandona las copas de los árboles y empieza la cuenta atrás para la metamorfosis de las orugas en mariposas. Los pelos urticantes, movidos por el viento, pueden alcanzar a cualquiera con efectos peligrosos, entre ellos, dermatitis y alergias Las mascotas son especialmente sensibles, con problemas respiratorios. Las zonas especiales peligrosas son los pinares, así que hay que procurar evitarlas en esta época.
-Redacción-