Comprobamos la enorme diferencia que supone circular cerca de un colegio a 30 kilómetros por hora o hacerlo a 40. Ponemos el cuentakilómetros a 30 y atentos al peatón que va a salir detrás de esta furgoneta. Podemos esquivarlo. Ahora circulamos a 40, sólo 10 kilómetros más. No vemos al muñeco y lo atropellamos. El tiempo de reacción y la distancia que recorremos es mayor. Pero sólo 1 de cada 4 conductores respeta la limitación en las inmediaciones de zonas escolares o de recreo. El año pasado fallecieron 350 peatones. En ciudades como Pamplona o Valencia han rebajado notablemente los límites urbanos. Medida polémica que como hemos visto salva vidas.
-Redacción-