Sentados en el puerto, colocados en filas. Hombres, mujeres e incluso niños. De Túnez, Marruecos, Siria, Egipto y Bangladesh. 350 personas devueltas a la guerra. Los mismos que horas antes huían de ella como podían en la única salida que les queda, arriesgando su vida hacinados en una barca de madera. Una ONG iba en su rescate con los chalecos salvavidas cuando ocurrió esto. Un buque de guerra pasó a gran velocidad, echándose casi encima de la barcaza. Les llevaron de regreso al puerto de salida. Como hicieron otros guardacostas libios que actuaron salvajemente porque, a latigazos, mantuvieron inmóviles a los pasajeros de esta otra patera. Siguen creyendo en una Europa que les ha cerrado las puertas. España se comprometió a acoger a 17.337 refugiados antes de finales de septiembre, pero a día de hoy no hemos acogido ni al diez por ciento.
-Redacción-