Muchos emoticonos llorando. Fue el mensaje que envió a su madre Gemma, la chica de 23 años con síndrome de Down. Un hombre acababa de darle un puñetazo en la cara cuando iba en el metro. Sin mediar palabra y sin motivo alguno. La Policía busca al agresor. Este cruel episodio no es excepcional. En menos de un mes se han producido varios. Violencia extrema y gratuita. A un chico lo atropelló un vecino adrede por caminar por su finca. Iba a entregar currículos y así acortaba el camino. Otro caso es el de un hombre que le dio una paliza a otro en Barakaldo porque le pidió que pusiera bozal a su perro, de raza peligrosa. Lo mando al hospital. Y el último, el ultra del bético que golpeó a un desconocido la semana pasada. Los expertos alertan de que la agresividad personal es un síntoma de enfermedad social.
-Redacción-