En la plaza de Santa Ana, los habitantes de Manchester se siguen volcando con las víctimas. Ya no caben más flores 4 días después del atentado, hay miles y miles de ramos, tantos que tienen que retirar los que van marchitando para que los ciudadanos puedan dejar más. Hasta vienen niños a dejar peluches.
De forma espontanea y anónima nació este memorial cuando tras el terror alguien dejó una vela o unas flores. Pero ha ido creciendo hasta ocupar casi la mitad de la plaza.
Al epicentro de la tristeza en Machester siguen viniendo mancunianos, como llaman a sus habitantes. Tristes pero más unidos que nunca.
-Redacción-