Gerda ha volado desde Malta para buscar a su novio Sebastian, un chef francés, del que no sabe nada desde el ataque del sábado. Es la misma angustia que comparte la familia de Sara. La tía de esta niñera australiana de 21 años desaparecida reconoce que se preparan para lo peor y se queja de que les han dejado en un limbo. Y es que tres días después del atentado, sólo han transcendido los nombres de tres de las siete víctimas mortales y, solo una, la de una chica canadiense, de forma oficial. La tercera difundida hoy por su familia es Kristin, una sanitaria australiana de 29 años que murió -dicen- cuando intentaba ayudar a otra víctima. Muchos cuestionan la demora de las identificaciones en un país como el Reino Unido. Una tarjeta de crédito en uno de los cadáveres confirmó la peor de las noticias a la familia de James McMullan, otra víctima mortal, pero ayer su hermana tampoco tenía confirmación oficial. Y frente al dolor de unos, las fotos de la recuperación de otros como Roy, que muestra sus heridas en el hospital tras encararse a los terroristas.
-Redacción-
