Las terrazas están en el centro del conflicto entre vecinos, clientes, políticos y restauradores desde hace meses. Estos últimos aseguran que de las terrazas depende su supervivencia porque de ellas llegan a obtener el 80% de sus negocios y están preocupados por la nueva normativa que prepara el Ayuntamiento de Barcelona para regularizar esta actividad. La anterior quedó suspendida por el Gobierno de Colau, que sin embargo sí ha aplicado estos años los aspectos más restrictivos, los que obligaban a reducir, bajo amenaza de sanción, el tamaño de muchas terrazas. En esta guerra, los dueños de los bares han contado con apoyos, especialmente de los clientes, y con detractores, los vecinos de las zonas más concurridas, que quieren impedir que se otorguen más licencias. Pese a las restricciones con el aumento del turismo y la recuperación económica el número de terrazas en Barcelona ha crecido en medio millar en los últimos doce meses.
-Redacción-