En coche, con lunas tintadas, llegaba Cristiano Ronaldo a su cita con la justicia. Doscientos periodistas, veintisiete medios extranjeros pendientes de su entrada y sobre todo de su salida, donde se esperaba verle y oírle. "El jugador ha declarado y ya está camino de su casa", declaraba el portavoz del jugador, Iñaqui Torres. Cambio de planes de última hora después de un interrogatorio de hora y media algo tenso y del que Ronaldo no ha salido muy contento. El siete del Real Madrid está acusado de cuatro delitos fiscales y de un fraude que ascendería a casi 15 millones de euros. La denuncia parte de la Fiscalía de Madrid, que considera que Ronaldo declaró en 2014 unas rentas de 11 millones en España por derechos de imagen cuando las cifras verdaderas multiplicaban por cuatro esa cantidad. Para la defensa del jugador se trata de diferencias de criterio. Sin embargo la Fiscalía considera que el astro portugués no pagó lo que debía de manera "voluntaria y consciente" a través de un entramado de empresas en paraísos fiscales. La juez tiene que sopesar ahora si hay indicios de delito para abrir juicio oral. Solo entonces Ronaldo se sentará en el banquillo de los acusados.
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