Francesco Arcuri, expareja de Juana Rivas, insiste en que no maltrató en ningún momento a Juana. Dice que las lesiones que ella utilizó para denunciarle por malos tratos en 2009 son fruto de un forcejeo durante una discusión y que aceptó la condena para poder seguir viendo a su entonces único hijo. Aunque Juana siempre ha sostenido su versión de que fue maltratada, Francesco lo atribuye a una estrategia. De hecho, según su versión, quiere llegar a un acuerdo con Juana. Le ha ofrecido custodia compartida en Italia y una manutención para sus hijos. Ahora, la Audiencia de Granada revisará el caso después de que ayer el Tribunal Constitucional no admitiera el recurso de amparo con el que los abogados de Juana pretendían parar la entrega de los niños al padre. El 8 de agosto ambas partes tienen que comparecer en los juzgados, aunque de momento Juana y sus hijos siguen en paradero desconocido.
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