Fueron las protagonistas de la noche. Las Perseidas no defraudaron y volvieron como cada verano a iluminar el firmamento de medio planeta. El cielo despejado permitió ver con claridad cientos de estrellas fugaces por hora, unas dos al minuto. Un fenómeno astronómico que recuerda el paso de un famoso cometa por la atmósfera terrestre. Las Lágrimas de San Lorenzo reúnen desde hace siglos a miles de curiosos del hemisferio norte. Y para disfrutarlas solo es necesario querer mirar al cielo y dejarse llevar.
Pequeños meteoritos que deben su nombre a su constelación de origen, Perseo y que estarán con nosotros hasta finales de agosto.