Es el engrudo informe que pone en peligro las arterias de las ciudades. Toneladas de un material procedente de un gesto tan sencillo como tirar una toallita higiénica por el retrete. Una inmensa bola compacta que colapsaba la pasada semana uno de los tres grandes colectores de San Sebastián. Para diluirla los buzos necesitan medidas de seguridad extremas y los gases tóxicos en las entrañas de la ciudad obstruida pueden ser mortíferos. Estas toallitas higiénicas, aunque los envases presuman de degradables, son culpables de tapones como el de San Sebastián o el de Valencia. Este taponamiento podría haber ocasionado un insalubre vertido al antiguo cauce del río Turia. Su limpieza costará, además, a las arcas públicas más de dos millones de euros.
-Redacción-