Cuatro años de cárcel para cada uno de los cinco policías acusados de asesinar a Diego Pérez, un vecino de la barriada de las Seiscientas de Cartagena. Los agentes han llegado a un acuerdo y han aceptado ser autores de un homicidio por imprudencia. También tendrán que indemnizar a la familia de la víctima con 450.000 euros. En marzo de 2014 seis agentes (uno de ellos ha muerto en prisión) acudieron a una llamada de auxilio que realizó Diego, que sufría esquizofrenia, porque decía que le acusaban de robar unas bicis y él no había sido. Los policías le subieron a un coche patrulla y lo trasladaron hasta Cala Cortina para que, según ellos, se calmara. Nada más se supo de él hasta que quince días más tarde apareció muerto en el mar. La autopsia determinó que había muerto por los golpes de al menos cuatro personas y tras una investigación de asuntos internos, los agentes confesaron que lo habían trasladado allí y que se fugó y se cayó al mar. Unos micrófonos ocultos en los vehículos policiales pusieron al descubierto una serie de prácticas mafiosas de los agentes, como extorsiones y palizas que llevaban a cabo durante el turno de noche y que ellos mismos relataban en esas conversaciones. Con este acuerdo eluden el juicio por el que se podían enfrentar a 20 años de prisión cada uno, aceptando una pena de cuatro.
-Redacción-