La factura por consumir en una decena de bares del entorno del Puerto de Vigo no dependía solo de lo que se pidiera, sino de del lugar de procedencia del cliente. Podía incluso ser hasta el doble por tomar lo mismo en el mismo día. La autoridad portuaria interpuso una denuncia y la Xunta constató que los precios se inflaban para los turistas. Se trata de una práctica que, aseguran, se arrastra desde hace años y que mancha la imagen de la ciudad y de otros establecimientos de la zona. Los locales apercibidos se enfrentan ahora a sanciones que pueden ir de los 900 a los 9.000 euros.
-Redacción-
