La cámara que llevaba un policía en su casco grabó el momento del tiroteo de Las Vegas. Desde un punto alejado espera a que acabe una de las ráfagas para pedir a las personas que se encontraban en un edificio cercano que se echen al suelo. El tirador inicia una nueva ráfaga y los agentes se agazapan. Una y otra ráfaga y los agentes poco pueden hacer. Es imposible saber en qué momento volverá a disparar. Tampoco en ese momento pueden ver con claridad desde donde vienen los disparos. Poco a poco consiguen acercarse hasta un grupo de personas a los que piden que se vayan hacia atrás. La pesadilla no termina. El tirador sigue disparando pero los agentes consiguen crear un corredor seguro para ir evacuando a decenas de personas. Así vivieron estos agentes la peor matanza con armas de fuego en la historia de EEUU. 59 personas murieron el 2 de octubre en Las Vegas.
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