Son pocos los que se atreven a meterse en este infierno. Las linternas de sus cascos les alumbran entre la gran masa de humo. Se paran a pocos metros de las inmensas llamas y luchan contra ellas. 900 militares han viajado hasta Galicia para unirse a los bomberos que salvan de las llamas las casas de los demás. El fuego les acorrala por tierra y aire. Trabajan sin descanso y hacen turnos de casi 24 horas. Un gran esfuerzo que poco a poco tiene su recompensa.
-Redacción-