Muy reservada, apenas hay imágenes de la juez Carmen Lamela. En un video de mediados de este mismo año se postulaba para presidir la sala de lo penal de la Audiencia nacional y resumía la sus 31 años carrera en la judicatura.
Se la ha considerado afín a la rama progresista. Trabajó con el ministro Francisco Caamaño en la etapa Zapatero en la implantación de las nuevas tecnologías en la justicia, pero no está afiliada a ninguna de las asociaciones judiciales.
Estuvo en la terna de jueces propuestos para sustituir a Baltasar Garzón cuando fue suspendido, aunque entonces no logró el puesto. A la Audiencia Nacional llega finalmente en 2014, primero en comisión de servicio y en noviembre de 2015 se convierte en titular del juzgado central de instrucción número 3 de la Audiencia Nacional.
Desde entonces por sus manos han pasado casos como el de Abengoa o Bancaja, también la presunta agresión de dos guardias civiles y sus parejas en un bar de Alsasua. Envió a prisión provisional a Sandro Rosell, el expresidente del Barsa, acusado de un presunto delito de blanqueo de capitales.
En sus manos cayó la demanda de la fiscalía por sedición contra los Jordis y el ex mayor de los Mossos Josep Lluis Trapero. Dictó prisión provisional sin fianza para los líderes de la ANC y Ómnium cultural, la misma decisión que ha tomado con siete de los ocho ex miembros del Govern que el jueves acudieron a declarar acusados de rebelión, sedición y malversación.