Están dispuestas a no quedarse de brazos cruzados. El sindicato de trabajadoras sexuales, OTRAS, empieza a marcarse nuevas directrices después de que la Audiencia Nacional haya anulado sus estatutos. El Tribunal deja claro que la prostitución no puede regularse con un contrato de trabajo. Según los magistrados, darle un carácter laboral sería admitir el proxenetismo. Conceder derechos a los empresarios para que decidan con quién mantener una relación sexual, cuándo o cómo hacerlo. Las feministas siguen adelante con su plan para invalidar, ahora, la inscripción de un sindicato que, dicen, maquilla la explotación sexual.