La media sonrisa de Theresa May al llegar al 10 de Downing Street antes de conocerse el resultado de la moción de confianza hacía presagiar que la primera ministra británica iba a convertirse en la gran superviviente del último golpe del ala más dura de su propio partido.
Una victoria con 200 votos a su favor, más de lo esperado, y 117 en contra con la que logra un año de inmunidad. El tiempo en el que los conservadores no podrán volver a presentar una moción contra ella que ahora se puede centrar en negociar su cuestionado acuerdo del brexit.
Lo que ha inclinado la balanza a su favor ha sido su compromiso a última hora de no presentarse en las próximas elecciones de 2022. Un as en la manga y un alto precio que ha tenido que pagar mientras sus enemigos ya le han pedido que acuda a la reina y presente su dimisión.
Theresa May, más debilitada que nunca, ha salvado este duelo pero le espera la batalla final. Sigue sin contar con el respaldo parlamentario para el acuerdo del brexit que tiene que votarse antes del 21 de enero, mientras la oposición espera el momento para lanzar su propia moción de censura contra ella.