Hay crímenes que se reflejan en el tiempo y asesinos que comparten un perfil. Bernardo Montoya y José Enrique Abuín, "El Chicle": dos hombres de cincuenta y cuarenta años que ya conocían la cárcel y el entorno delictivo. Por asesinato en la familia Montoya, por drogas en el caso de Abuín. Dos hombres que escogieron el mismo tipo de víctima. Chicas jóvenes. Laura Luelmo tenía 26 años y acababa de llegar al Campillo. Diana Quer tenía 18 años y veraneaba en A Pobra do Caramiñal. Las dos iban solas y ambas se sintieron intimidadas antes de ser atacadas. Asesinatos cometidos con violencia y reconocidos por sus autores. El mismo equipo de investigadores que logró la confesión del Chicle ha hecho que Montoya reconozca el crimen de la profesora. Los dos negaron la agresión sexual y he aquí una diferencia. La autopsia de Diana no pudo demostrar que la hubo pero sí la de Laura. Es lo que distingue una condena por asesinato de la prisión permanente revisable a la que Bernardo Montoya podría exponerse.