En una de las últimas audiencias del año, el Papa Francisco ha recibido en el Vaticano a los artistas del Golden Circus. Dos enormes osos polares han bailado para el Pontífice que ha aplaudido entusiasmado cada una de las actuaciones. Con un auditorio repleto de público, la mayoría niños, unos contorsionistas han realizado figuras humanas y han recibido el cariño del Papa. "El arte del circo, igual que la belleza, siempre nos acerca a Dios", les ha dicho.
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