A Sidney le ha salido un insospechado y temible competidor: Pyongyang, La capital de la hermética Corea del Norte se ha vuelto a superar con un espectáculo aún más colosal para dar la bienvenida al 2019. Lo único que no cambian son los narradores de la televisión estatal. Hasta cuando lanzan mensajes de alegría y esperanza a la población, parece que los estén arengando para la guerra. Contraste absoluto con sus vecinos del sur, que se reúnen en Seúl -móvil en mano- para escuchar y grabar los sonidos de esta enorme campana. Y no hay más: ya que el ayuntamiento ha prohibido los fuegos artificiales por motivos de seguridad. Todos los que no se han lanzado allí, parecen haberlos llevado a otras ciudades asiáticas, como Hong Kong y Bangkok. Ruido y colorido que con el paso de las horas se repetirá en Europa y llegará a América. En Times Square ya han ensayado el ascenso de la bola y también el lanzamiento de los 900 kilos de confeti. Doble trabajo para los barrenderos.
-Redacción-