El abogado de la infanta afirma que no hay novedad. Sólo él sabe con qué argumentos tratará de tumbar su segunda imputación. Y no los dice. Lo que sí sabemos es que en abril, cuando Castro citó por primera vez a su clienta, Miquel Roca la defendió diciendo que "no tenía por qué saber de los negocios de su marido porque el matrimonio se sustenta "en una confianza especial", y que además ahí estaba su secretario García Revenga como garante de lo que llamó "control de riesgos". La defensa de la infanta apeló además a su carencia de conocimientos en "materia contable" y reclamó especial cuidado para algunos personajes, como ella, hija del rey, para los que la declaración es un castigo en sí mismo. Todo eso fue cuando la primera imputación. Ahora, habrá que esperar. Roca anuncia que agotarán el plazo. Y mientras, el abogado de Urdangarin se ratifica en las tesis del escrito que remitió en diciembre al juez. En el que - sin venir a cuento porque no es su abogado- aseguraba que la infanta no cometió delito fiscal y que usó cantidades "ridículas de Aizóon". Inferiores, según él a las que la ley contempla para la comisión de delito. Lo cual, está por ver.