Si la rebelión del presidente extremeño, José Antonio Monago, a la ley del aborto tiene molesto al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, eso no se ha notado en su reencuentro. El presidente ha optado por mirar al empedrado que lleva al monasterio de Yuste, en Cáceres. Un recurso que también ha empleado con la mujer de Durao Barroso. "Este suelo para los tacones es terrible", le ha precisado. Conversación animada apenas un rato después de que el presidente extremeño insistiera en la necesidad de consenso para la ley del aborto. "Me dan por todos los lados", se ha quejado. Aunque otro barón, el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijoo, contemporiza. "Es el momento de trabajar sosegadamente y que cada uno plantee las consideraciones que considere oportunas", ha recordado. "Querido presidente Mariano Rajoy", ha dicho en su discurso Monago. Pelillos a la mar, el acto ha continuado al tiempo que en el Parlamento Europeo se debatía sobre el aborto con la mirada puesta en la reforma española que dicen "tiene una fuerte carga ultraconservadora y reaccionaria". La iniciativa de los socialistas españoles está movilizando contra la nueva ley a las instituciones europeas.