Iván y su marido querían una eduación bilingüe y laica para su hijo de tres años. Por eso eligieron este colegio privado pero lo rechazaron según el colegio por falta de plazas. Sospechando que podría tratarse de un caso de discriminación, Iván fue personalmente a matricular a su hijo sin decir que estaba casado con un hombre.Hoy, dos años después, el juez ha imputado al director del colegio a la responsable de admisiones por un delito contra los derechos fundamentales y las libertades públicas. Al ser privado el colegio puede reservarse el derecho de admisión, pero no rechazar a un menor por la orientación sexual de sus padres. El colegio sigue manteniendo su silencio , será ahora el juez quien decida si incurrieron en un delito penado con entre uno y tres años de prisión.