Cuando hace dos años Agustín López necesitó un trasplante de riñón 10 miembros de su familia se ofrecieron a donarle a uno. Finalmente fue su hermana quien lo hizo. Tuvo que someterse a 6 meses de pruebas médicas, pero también a test psicológicos. Hasta comprobaron su situación económica. Había que cerciorarse de que detrás no se ocultaba un interés monetario.Miguel Ángel Frutos, coordinador de trasplantes de Málaga, afirma que los controles son muy estrictos. El año pasado en España se hicieron 400 trasplantes entre personas vivas. Donde hay necesidad surge quien pretende aprovecharse. Internet es el germen de muchos intentos de fraude. José Soto, presidente Alcer-Giralda cree que la posibilidad de que alguien piense que puede comprar con dinero un trozo de hígado o un riñón, le parece una indignidad.Para evitarlo están los controles, y son continuos. Las penas por compraventa de órganos son de hasta 6 años de prisión.