Los manifestantes gritaban contra la ley de educación y los recortes. Pero a los más radicales no les parecía suficiente. Las entidades bancarias se convirtieron en su objetivo. Martillo en mano destrozaban todo lo que podían. Ante la situación, la Policía decidió disolver la concentración.Se vivieron momentos de tensión que afectaron a la estación de Sants, donde se pedía a los pasajeros que no saliesen de allí.A pesar de todo, no ha habido enfrentamientos ni tampoco detenidos.