En 1931 el pueblo de Ardón, en León, fue testigo de la caída de un meteorito. Rosa, una niña entonces y que en la actualidad cuenta con 94 años, fue quien lo encontró en la calle. Tan extraña y diferente le pareció aquella roca que la guardo en una cajita. Ahí ha permanecido todo este tiempo. Su sobrino, sensibilizado con el mundo de la astronomía, se puso en contacto con los investigadores del CSIC. Tras extraer un fragmento de la misma y analizarlo, han podido confirmar que realmente se trata de un bólido procedente de un asteroide desconocido.