Ya no sólo se llevan los jaboncitos, o los más osados una toalla. Ahora los huéspedes también roban albornoces, el secador, lámparas y hasta los cuadros de la habitación. Todo lo que cabe en la maleta. Lo asegura Francesc Canals, periodista experto en este tipo de picaresca. También desaparecen cosas tan ridículas como las pilas del mando a distancia. Muchos clientes no roban por necesidad, es como una gamberrada y en Internet comparten sus experiencias. Lo cuenta José María Fernández Abril, detective de hoteles. Aunque también los huéspedes pueden ser víctimas de la picaresca de otros. Hay ladrones especializados en hoteles. Se hacen pasar por clientes y buscan una puerta mal cerrada para colarse en una habitación y robar, para detectarlos hay establecimientos que contratan detectives. Pero lo último en estafas está en la red. Hay bandas especializadas que copian intactas las webs de los hoteles. Cuando reservamos y ponemos nuestro número de tarjeta, en realidad pagamos a la cuenta corriente de los delincuentes.
