La fiesta de los chilenos tras su victoria ante España en el mundial acabó anoche en graves disturbios en el centro de la capital, Santiago de Chile. El combinado de Sampaoli venció a los vigentes campeones del mundo asegurándose así su pase a los octavos de final, contra el pronóstico de la mayoría. La alegría por la victoria se manifestó primero en celebraciones en las calles, pero estas pronto derivaron en disturbios. La fuerzas del orden practicaron varias detenciones e hicieron uso de chorros de agua a presión para dispersar a los aficionados más violentos, que atacaban con piedras y llegaron incluso a montar barricadas.