Si algo comparten las monarquías española y marroquí, es su pasión por el mar, aunque lo de navegar entre dos aguas, no sólo puede provocar conflictos territoriales. La presencia de dos lanchas de recreo y tres motos de agua, el pasado 7 de agosto, en el mar de Ceuta, levantó las sospechas de la Guardia Civil. Los agentes procedieron a pedir la documentación a las embarcaciones. Y entonces apareció Mohamed VI de Marruecos, preguntó a los agentes si no le reconocían. Sólo uno lo hizo cuando el rey alauí quiso quitarse las gafas de sol. Pero era demasiado tarde para el rey de Marruecos, que pedía explicaciones. Y tanto si las pidió, que llamó directamente a Felipe VI exigiendo disculpas. Se pone en marcha una cadena de llamadas: Felipe VI llama al ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, al delegado del Gobierno en Ceuta, y éste, al jefe de la Comandancia de la Guardia Civil, que recibió órdenes de acercarse hasta la lancha del rey y pedirle disculpas. Excusas aceptadas y asunto zanjado, aunque lo que iba a ser un control rutinario, por poco no termina en un encontronazo diplomático. -Redacción-