El tifón pacífico de los paraguas, las gafas de bucear y las mascarillas, que golpea Hong Kong no amaina. Estos revolucionarios de lo más zen siguen jugando la baza de la resistencia. No quieren enfrentamientos pero Josua Won, el adolescente convertido en líder carismático de la revuelta, les pide que estén alerta porque la policía ha llenado, explica, sus cuarteles de gases lacrimógenos y balas de goma. El Gobierno autónomo dice que no permitirá la ocupación ilegal de los edificios oficiales, así que la tensión se masca, a un lado los manifestantes y al otro la policía. Para desactivar la protesta el gobernador del enclave ha ofrecido diálogo, pero dentro de los parámetros de la ley aprobada por Pekín. No dimitirá, como exigía la calle. Mientras este 15 M medita su respuesta, seguir adelante con el ultimátum o aguantar con espíritu oriental. -Redacción-