La banda estaba integrada por cinco kosovares que operaban en urbanizaciones de la provincia de Valencia. Por la mañana se dedicaban a mirar objetivos y cuando habían hecho la selección de los chalés acudían a los zulos que tenían en Ribarroja a recoger el material de sus robos y desde allí procedían a los asaltos. Los integrantes estaban perfectamente coordinados, en los escondites guardaban mazas, palanquetas, intercomunicadores e inhibidores de frecuencia para inutilizar las alarmas. La policía montó un dispositivo de vigilancia en varias urbanizaciones y cuando volvían de uno de los robos fueron detenidos. Se les imputan al menos 12 robos a chalés. En los los registros se han podido recuperar relojes de lujo, multitud de joyas y una gran cantidad de dinero en efectivo.