Está contra las cuerdas, pero no pretende arrojar la toalla. El conservador Pedro Passos Coelho asegura respetar la decisión del Constitucional, pero según él "tiene consecuencias muy serias para todo el país". El Gobierno portugués pretende mantener las riendas que tensó la troika por el rescate. Para impedir, precisamente, una segunda intervención. Y como no hay margen, dicen, para subir los impuestos, van a seguir la vía de más austeridad para cumplir con el objetivo de déficit. Y para tapar el nuevo agujero extra en sus presupuestos de 1.300 millones de euros. De momento, mientras intentan renegociar las condiciones con Europa. van a revisar las partidas de cada ministerio y para ello, anuncian "medidas de fuerte contención del gasto público, especialmente en las áreas de cohesión social, salud, educación y empresas públicas". En definitiva, más recortes al Estado de Bienestar y más reformas para un país ahogado por los ajustes, con la economía cayendo más del 3% mientras el paro sigue subiendo.