Símbolo del poder industrial de Estados Unidos y capital mundial del sector de automoción, Detroit es ahora una ciudad fantasma condenada a la suspensión de pagos, en la mayor bancarrota en la historia del país. "Ha sido una decisión difícil y dolorosa, pero creo que no había otras opciones", se lamenta el gobernador del Estado de Michigan, Rick Snyder. Con una deuda de casi 20.000 millones de dólares, unos 15.000 millones de euros, y la imposibilidad de alcanzar una cauerdo con los acreedores ha desembocad en la bancarrota. El alcalde, Dave Bing, asegura que "realmente no quería ir en esta dirección, pero ahora que estamos aquí, tenemos que sacar lo mejor de ella". Su población menguaba, mientras la crisis crecía. El 36 por ciento de su poblacion vive por debajo del umbral de la pobreza y registra la tasa de delincuencia más alta de todo Estados Unidos. Ahora la Justicia debe decidir si acepta la suspensión de pagos y reestructuración de la deuda. Al parecer varios bancos estarían dispuestos a negociar una queita de hasta el 75%, según el diario Detroit News.