Fruto de los excesos del boom inmobiliario el aeródromo de Ciudad Real sale a subasta por cien millones de euros. Costó mil. Ni siquiera las fuertes inyecciones públicas de dinero lo han hecho revivir. Hoy es un lugar fantasmágorico en el medio de la nada, al que sólo acude a trabajar el personal de mantenimiento y seguridad: no más de siete personas. Decidimos visitar sus instalaciones, pero no nos permiten el acceso al interior. El aeródromo, construído en una provincia de 75.000 habitantes que ya contaba con AVE, tiene 329 millones de euros de deuda. Los 71 trabajadores despedidos están a la espera de cobrar sus indemnizaciones. Tampoco los vecinos del cercano pueblo de Villar del Pozo, a los que les expropiaron las tierras para construir una de las pistas de aterrizaje más largas de España: 4.000 metros, por la que hoy solo transitan liebres- han terminado de cobrar sus indeminaciones. De los 52 aeropuertos que tiene España tres están clausurados: Ciudad Real, Cervera (Murcia) y Castellón. Otros 15 no alcanzan los 500.000 pasajeros al año.
