Ha ocurrido a las ocho y veinte de la mañana en la base de la Marina en Washington, una instalación con 3.000 empleados a sólo cuatro kilómetros de la Casa Blanca. Al menos un hombre armado con un rifle de asalto ha entrado en el recinto y ha empezado a disparar de forma indiscriminada: de momento hay seis muertos y ocho heridos, tres de ellos muy graves. La Policía ha disparado al francotirador, que ha fallecido poco después. Un agente señalaba que podría haber otros dos hombres, al menos uno vestido de militar, que aún no han sido encontrados. Una orden ha obligado a los empleados a encerrarse en sus oficinas mientras la policía buscaba a los sospechosos. Después, han ido saliendo del edificio con las manos en alto. Entre los heridos hay un policía local que ha sido trasladado al hospital en helicóptero tras recibir dos disparos en una pierna. El tiroteo ha hecho saltar todas las alarmas en la capital de Estados Unidos. Inmediatamente se ha reforzado la seguridad en el Capitolio, se han cerrado varios colegios y se ha suspendido durante horas la actividad en el aeropuerto Ronald Reagan.