Ya se empiezan a notar en la calle las primeras consecuencias del cierre de la Administración federal en Estados Unidos. Aquellos que han querido visitar hoy la Estatua de la Libertad se han encontrado con que el monumento estaba cerrado. Lo mismo ocurre en los principales museos y parques nacionales del país. Y, más importante: cerca de 800.000 empleados públicos se han quedado en sus casas y dejarán de cobrar sus sueldos.